jueves, 27 de septiembre de 2012

Fin de Semana en Casa Mónica (Narrillos de San Leonardo)

Narrillos de San Leonardo
Foto de Turispain.com

He salido temprano camino de Narrillos de San Leonardo, un pueblecito castellano- leonés donde he quedado con unos amigos. Pasan el fin de semana en Casa Mónica, uno de los alojamientos que les había recomendado cuando me dijeron que querían conocer la muralla medieval de Ávila. Entre las casas rurales de la zona, esta se encuentra a cinco minutos de la ciudad y dispone de un patio trasero en el que sus hijos pueden jugar al aire libre mientras ellos descansan.


Cuando llego, una de las guías turísticas de Casa Mónica les está proporcionando información sobre la muralla defensiva que rodea el casco antiguo -ambos declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO-, mientras los niños acaban un desayuno completo. Aunque he crecido a la sombra de sus bloques de granito, me sorprende escuchar que la muralla tiene una longitud de más de 2500 metros, de los que pueden recorrerse cerca de 1400. Para acceder al adarve y comenzar la visita, conduzco a mis amigos hasta la
Puerta de Alcalá, una de las nueve puertas con las que cuenta la construcción y, también, mi favorita en razón de un elemento arquitectónico que la distingue: el puente que une sus dos torreones circulares. Arriba la vista es magnífica, la sierra de Ávila y el valle del Amblés lucen en todo su esplendor bajo un sol que también se refleja en las piedras de sillería de las murallas, de modo que estas parecen extender su claridad sobre el paisaje que las rodea.

A la hora de comer, nos decidimos, naturalmente, por una judías del barco -un primer plato con denominación de origen- y un chuletón de Ávila.

Reconfortados, continuamos con la visita y nos acercamos hasta la catedral, cuyo ábside, que en Ávila llamamos cimorrio, forma parte de la muralla (de hecho, se considera la parte más resistente de la fortificación). Antes de regresar a la casa rural, aún disponemos de tiempo para ver algunos de los palacios que se alzan junto a las puertas de la muralla y que fueron construidos para atender a su defensa. Mientras nos desplazamos por el casco antiguo, aprovecho para comprarles a mis amigos unas yemas de Ávila, los dulces típicos de mi ciudad. Como me han invitado al día siguiente a una barbacoa en el jardín trasero, me alojaré con ellos esta noche. Casa Mónica está situada en lo alto de una colina, de modo que nos es posible contemplar, durante toda la velada, las murallas iluminadas de Ávila contra el cielo nocturno.


jueves, 13 de septiembre de 2012

Viaje Ávila


valle del Tiétar
valle del Tiétar

Ávila siempre me sorprende, tan pronto te encuentras en los altos parajes de la meseta, como te adentras en hermosos bosques de pinos en los diferentes puntos de la sierra de Gredos. El alojamiento en esta zona es fácil de encontrar ya que existen numerosas casas rurales por todo el valle. Yo me alojé en  una de esas casas rurales situada en la localidad de Arenas de San Pedro, he decidido hacer turismo por el valle del Tiétar deleitándome con la belleza mediterránea que le hace merecer el sobrenombre de "La Andalucía de Ávila".

El primer día decidí ir directamente hasta el Cerro Guisando para hacer una visita a los toros del mismo nombre.El paisaje me llama durante todo el viaje para hacer paradas en cada curva y cada pueblo que atravieso, pero me contengo y continúo hasta mi destino. Tras visita de turismo cultural a los toros, puedo volver sobre mis pasos y hacer cuantas paradas se me antoje.

¿Qué se me antojó? Las piscinas naturales que hay casi en cada pueblecito, es decir, ríos con pozas adecuadas para el regocijo de los bañistas. Hago una primera parada en la gran piscina de la Adrada donde encuentro a muchas personas tomando el sol o bañándose en el río que ha sido acondicionado para ello mediante presas de contención del agua. En Piedralaves, mi siguiente destino, el río conserva una estética más natural aunque no falta un chiringuito en el que tomar un refresco al pie del río. En cada parada adornan el paisaje numerosos castaños, nogales y pinos piñoneros que dan una
agradable sombra en la que echar la siesta tras un almuerzo de lujo en un entorno envidiable.

Tras el almuerzo una visita a las piscinas naturales de Casavieja, Lanzahíta y de vuelta a Arenas de San Pedro. No podía acabar el día dedicado a los ríos sin mojarme en las gélidas aguas del hermoso pueblo donde tengo el alojamiento.

Al día siguiente, bocadillo a la mochila y nevera bien cargada al maletero. El parque Regional de la Sierra de Gredos me ofrece vistas de escándalo, vegetación abundante y algún que otro animalillo despistado que se asoma entre los árboles. Las carreteras de montaña en esta zona están algo viejas
aunque yo, la verdad, no esperaba otra cosa, estas carreteras viejas que te obligan a bajar la marcha y disfrutar del paisaje, te invitan a parar, mirar y respirar una naturaleza que parece estar lejos de todo.